Al
finalizar la lectura de varios libros: Emociones e inteligencia Social de
Ignacion Mongado, El Arte de la
Prudencia de Baltasar Gracian y El Arte de la Seducción de Robert
Greene.
Inicie la lectura de estos libros, cuando los leía me sentía algo
ahogada en pensamientos y confundida, pues me sentía algo arrastrada por mis
emociones, ¡ Si ¡, siempre he estado arrastrada por mis emociones al punto de
preguntarme algunas veces para que sirve la razón?.
La mayoría de las veces nos enfrentamos con los sentimientos y
aunque nos dejamos llevar por los primeros terminando valorando la razón como
punto de partida o de retorno. Es inquietante ya que entendemos que hay que
anteponerla a los sentimientos, es lo que nos separa del instinto animal como
dice Mongado “es un síntoma de sentido común, de madurez y de equilibrio
personal”.
Pero, ¿hasta que punto tratamos de darle sentido común a lo que
hacemos emocionalmente?. Es decir, te has preguntado la cantidad de veces que
tomas decisiones emocionales justificándola con la razón. Intentamos
continuamente de justificar con argumentos racionales las acciones emocionales
de nuestras vida, es decir me siento molesta o con ira, porque me han engañado
y tengo la razón.
Muchas de esas dos situaciones
abordan mi vida, por lo tanto, en estos momentos estoy realizando un análisis
profundo entre lo razonable y mis emociones. Pero sin dudarlo toda nuestra vida
esta inmersa en estos dos momentos al punto de que intentamos razonar las
emociones. Siempre estamos hablando de cambiar, controlar, extinguir o rechazar
algunas emociones, nos imponemos hacia ciertos sentimientos para lograr
adquirir el equilibrio (Saludar amablemente a una compañera de trabajo o vecina
sabiendo que la misma te ha hecho un daño o hablar mal de ti), debes aprender a
rechazar las ganas de dirigirte a ella y enfrentarla con tus emociones, porque
en todo momento debes de ser una persona racional, lógica y cauta. Además debes
de rechazar cualquier sentimiento que no sea aceptable o que no tenga una base
racional. Porque los sentimientos de frustración, envidia o el odio, aunque
sean justificados pueden ser inevitable, pero poco reconfortables para quienes
lo experimentan.
Es importante destacar que apelamos
a la razón, ya que podemos tener mas control sobre ella, pues los sentimientos
son impuestos, la mayoría de las veces no podemos controlarlos o evitarlos
(llorar en un funeral en donde no conoces el fallecido ni los familiares) y
aunque podemos analizar una situación y decir ¡si lo piensas bien, no es para
ponerse así! Esto es insuficiente para eliminar o anular los sentimientos
indeseados.
En la asignatura de desarrollo
humano que imparto en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, llevo a
mis estudiantes a analizar el libro “El arte de la prudencia” con la finalidad
de que estos adquieran habilidades y control, que les permitan salir airosos
ante situaciones difícil y conflictivas, que nos presenta el contexto en el que
vivimos. Los mismos al igual que yo, analizamos los 300 aforismos que presenta
el documento, intentando dar explicaciones a nuestros sentimientos para de esta
manera controlarlos y poder guiar nuestro comportamiento.
Es por esto, que es importante destacar que cuando nos referimos a
la inteligencia, racional y emocional, podríamos decir en términos generales,
que la
Inteligencia Racional tiene más carga genética, está más
influida por la herencia y por tanto es menos modificable. En cambio, la Inteligencia Emocional
estaría más influida por el ambiente y
por tanto es más susceptible de ser modificada, tanto por nuestra propia
voluntad como por agentes exteriores a nosotros en al igual como plantea
Norberto Cuartero Requejo en su libro “Como Educar las Emociones”.
Es trascendental entender que no existe un mundo sin emociones, al
punto de que estas son las que guían muchas de las conductas que reflejamos.
Una de las cosas más difíciles es controlar las emociones y los sentimientos.
Continuamente nos doblegamos dominados por un sentimiento llevándonos actuar de
determinada manera. Muchas veces queremos tener el control de nuestras
respuestas, pero no podemos y nos sentimos arrepentidos cuando sentimientos de
ira, envidia, odios nos invaden al punto de no querer aceptarlos o darle una
explicación racional que quizás no lo sea, (el acenso de una compañera de
trabajo que no te agrada o la felicidad de una persona por encontrar un hombre
con las cualidades que tu quisieras en el tuyo).
Lo bueno de todo esto, es que podemos aprender a educar nuestros
sentimientos al punto de lograr vivir con la sensación de que, en la manera de
lo posible, controlamos nuestra salud, nuestro tiempo, nuestra economía y
nuestras emociones.
La educación emocional es la
respuesta. Esta puede afectar a la incidencia, la intensidad, la
forma y el contenido de las emociones, puede equilibrar reformar,
modificar esos sentimientos. Aprender a
cambiar una emoción por otra mas fuerte es la
clave para lograr el control de nuestros sentimientos. Es decir utilizar
la razón para cambiar los sentimientos negativos, convertir el odio en
compasión, la frustración en el empeño de lograr metas, la envidia en respeto y
admiración. Solo así podremos lograr el control de nuestras emociones.
El
libro el arte de la seducción nos presenta algunos elementos claves para poder
tener el control de las emociones de los demás, entre los que quiero destacar:
Crear emociones básicas en los otros. Nunca promuevas tu
mensaje con un argumento racional, directo. Apunta al corazón, no a la cabeza.
Idea tus palabras e imágenes para despertar emociones elementales: lascivia,
patriotismo, valores familiares. Es más fácil obtener y mantener la atención de
la gente una vez que la has hecho pensar en su familia, sus hijos, su futuro.
Esto la hace sentirse estimulada, elevada. Ahora tienes su atención, y el
margen necesario para insinuar tu verdadero mensaje.
Habla el lenguaje de la victima: sé su cómplice. A
toda costa, evita parecer superior. Cualquier insinuación de petulancia, el uso
de palabras o ideas complicadas: todo esto es fatal. En cambio, aparenta ser
igual a tus objetivos, y estar en términos íntimos con ellos.
Inicia una reacción en cadena: todos lo hacen.
Actúa como si ya hubieras emocionado a gran cantidad de personas; tu conducta
se volverá una profecía que se cumple sola. Da la impresión de estar en la
vanguardia de una tendencia o estilo de vida, y el público se unirá a ti por
temor a quedarse atrás.
Dile a la gente lo que es. En vez de
intentar cambiar las ideas de la gente, trata de cambiar su identidad, su
percepción de la realidad, y a la larga tendrás mucho mayor control sobre ella.
Pero recuerda que somos seres
racionales y que podemos lograr controlar nuestras emociones, educarlas,
cubrirlas, engañarnos, pero esas emociones siempre estarán contigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿QUE OPINAS ?